domingo, 13 de noviembre de 2016

Analizando la encuesta de Twitter

Hace poco relicé un meme de esos de Twitter, que consistía en una serie de encuestas, en las cuales se hacían preguntas sobre cómo te percibe la gente que te rodea. El caso es que obtuve unos resultado interesantes, y aunque asumo que mis amigos más cercanos me conocen bastante bien, mucha gente que me conoce lo justito y necesario o que, incluso, sólo me han visto haciendo el imbécil en la Xanocueva, también tuvieron opinión. Y se notó. ¡Vaya que si se notó!

El caso es que considero un tema, cuanto menos, curioso que tratar, así que me gustaría analizar los resultados y despejar algunas dudas que pudieran quedar. Hablemos pues de mi tema favorito: ¡yo mismo!




El juego en cuestión. A continuación las respuestas:



Imagino que se refiere a parte superior del cuerpo vs inferior. Y, la verdad, no me extraña que ganase la superior. Soy un tirillas esmirriado, si no fuera por estos ojazos azules que Dios me ha dado, no me comería un rosco.



La gente cree que soy alto. La verdad, con mi metro setenta raspado, me considero de altura intermedia tirando a bajo.



Uff, esto se pone intenso. La verdad, no me considero especialmente extrovertido. Hace tiempo era una persona muy cerrada y tímida. Hablar con la gente me ponía muy nervioso, y prefería estar sólo más que relacionarme. Probablemente se debía a mi pasado con el bullying, pero bueno, el caso es que allá por tercero de la ESO conocí a cierto colega que me hizo reflexionar. Era completamente lo opuesto a mí. Extrovertido, sociable, animado... Siempre sabía lo que decir, cómo actuar, qué bromas hacer para caer bien a todo el mundo. Y me refiero A TODO EL MUNDO. La verdad, me hizo querer ser un poco como él, y empecé a esforzarme por ser más sociable. Entre otras cosas, para eso abrí la Xanocueva. Y lo logré durante un tiempo bastante largo, pero de un tiempo a esta parte me he vuelto de nuevo bastante huraño. Ahora no lo llamaría timidez, sino más bien ¿antisocialidad?. No es que me de miedo ni vergüenza hablar con la gente, simplemente no me apetece. Me aburre y cansa, y si me das a elegir, preferiría ir a mi bola escuchando música antes que encontrarme con algún conocido y tener que escuchar lo que me quiera decir. Ya no lo paso mal hablando con alguien que no conozco o que conozco poco, sencillamente, eso, no me apetece. Obviamente no me pasa con todo el mundo, con mis amigos más cercanos estoy encantado de hablar, pero mientras antes charlaba hasta con las piedras, ahora prefiero ir a mi bola. Así que... no soy especialmente extrovertido, no.




Lo cortés no quita lo correcto, y que me de flojera relacionarme no significa que no intente ser majo con los demás. Esta va bien encaminada.





Esta se ha quedado en tablas. Ya os saco yo de la duda; soy un pésimo estudiante. Soy vago hasta la médula, lo dejo todo para última hora, estudio cinco minutos antes de cada examen y no hay ninguna rama que me motive lo suficiente como para ponerle esfuerzo y empeño. Ni siquiera soy precisamente un lector empedernido, mi media de libros al año suele ser... uno, si hay suerte. Lo único que me motiva a la hora de estudiar es pensar en el futuro, en cuando tenga el trabajo para el que me estoy preparando y mi sueldo y no tenga que estar dejándome los codos en el colegio, instituto, universidad, academia O LO QUE SEA. Sin embargo aprender a mi bola siempre me ha gustado, fíjate.



Uff, esta no la sé responder ni yo. Para unas cosas soy muy maduro y para otras soy un niño de tres años en el cuerpo de un veinteañero.



Esta ha sido unánime eh, cabronazos... Sí, soy un desastre, pasemos a la siguiente.


Vale, esto empieza a asustarme. No sabía que mi vagancia era tan evidente, pero si cabía aún lugar a dudas, sí, soy lo más perro que hayas visto en tu vida.



También cierto. Suelo tener un tono de voz alto, sobre todo cuando me emociono o me exalto. Es recurrente que algún amigo me tenga que pedir que baje la voz en el bus cuando estamos hablando de temas que me encienden especialmente. Pero bueno, en mi casa todo el mundo habla a gritos, supongo que me viene de herencia.



Bueno, yo no me considero especialmente divertido. No me gustan en exceso las fiestas, y mi sentido del humor es... ¿cómo decirlo? Creo que soy como una película de Dreamworks. Por cada 500 chistes y chascarrillos que no hacen gracia a nadie, suelto alguna memorable que hace que te partas de risa. Pero para ello tienes que haber tragado 500 coñas que sólo me han hecho gracia a mí.


Y... bueno, en la cama creo que soy classy as fuck. Poco más que añadir.

Eso ha sido  el test. ¿Alguna sorpresa? ¿Alguna decepción? ¿Queda alguien en la sala? Bueno, en cualquier caso, gracias por leer esta introspección tan aburrida sin explosiones ni sombreros ni nada.

sábado, 21 de mayo de 2016

Tengo un bloqueo creativo de la leche

Al menos en lo referente a los temas de la Xanocueva. No sé de qué hablar en el blog original, no sé de qué hablar en éste y, para colmo, cuando se me ocurre un tema, sencillamente no tengo ganas de escribir nada. No sé qué me pasa, pero es como si ya no me apeteciera hacer el cenutrio en internet. Pero es que, pensándolo en profundidad, no es sólo por el blog de coña, es que tampoco me apetece escribir nada en éste, ni en YouTube, que llevo un tiempo forzándome a empezar y no hay Dios...

A ver, no es la primera vez que me pasa, ya he tenido este tipo de crisis existenciales hace tiempo, pero nunca habían sido tan largas ni, mucho menos, persistentes. Es que me da una pereza todo lo referente a la Xanocueva... Estoy como saturado, en cierta manera ya me aburre, creo que la broma se ha extendido demasiado, y la prueba más firme que tengo de ello es que tengo ganas de seguir con mil proyectos más ajenos al blog que escribir una mísera entrada para éste. ¡Hasta el xanocómic me llama muchísimo más ahora mismo que el blog! Y esto no sería grave de no ser porque... joder, en casi siete años de blog, se ha convertido prácticamente en parte de mi vida. A lo largo del tiempo, el blog y yo éramos uno. Cualquiera que me conozca en la vida real os puede asegurar que ante todo lo que veía, aunque fuera una solemne gilipollez, saltaría con un "¡hostia, de esto hay que hablar en el blog!" y, sin embargo, ahora me sobran temas pero me faltan ganas. Cuando abro Blogger y me dispongo a hablar sobre la última película que he visto, el último cómic que he leído o, yo qué sé, el último anime que he degustado (que últimamente también tengo el tema muy aislado), el único pensamiento que se me pasa por la cabeza es "¿y qué voy a decir de esto que no se haya dicho ya?".

Parémonos a analizar un momento ésta mosca cojonera de autosabotaje, porque creo que por una vez, mi subconsciente tiene algo de razón. ¿Qué decir que no se haya dicho ya? Porque la Xanocueva no es que suela aportar datos nuevos sobre lo que reseña, precisamente. Y aunque todos sepamos que esa no es la intención... ¿qué novedad voy a aportar yo con respecto a mis otros artículos? Lo único que voy a hacer es cagarme en la puta como hago siempre. La típica entrada de cortesía que ya me sale automática, sin pensar. Antes me suponía un reto. Intentaba ser creativo y me lo pasaba en grande escribiendo, pero ahora no sé si habré madurado o algo, pero el caso es que no me llena.

Ya avisé en su día a los redactores de cerrar el blog con la sexta temporada por todo lo alto, intentándola hacer lo más épica posible, pero insistieron en seguir, y alguno hasta me comentó que si lo quería dejar, que lo dejara, pero que no quitara a los demás el privilegio de escribir para la Xanocueva. La verdad, ahora mismo estoy un poco por obligación. Ni lo quiero dejar, ni quiero seguir, pero, eso sí, tengo un principio en mente desde que abrí el blog. No quiero que la broma pierda la gracia pero la sigamos estirando hasta la infinidad, para acabar cerrando cuando estemos en la más absoluta mierda. Para mí, el final de la Xanocueva tiene que ser algo digno de recordar. Llegar a un consenso con los redactores para currarnos la mejor temporada de todas y el mejor cierre de la misma, saliendo así por la puerta grande. No voy a cerrar a lo cutre cuando ya no demos para más, y obviamente, mientras el blog siga abierto, yo voy a seguir siendo el redactor jefe. La Xanocueva empezó conmigo y cerrará conmigo, así que la única solución que veo a todo esto es, a parte de dejar de comerme la cabeza y empezar a hablar de temas que me llamen más la atención, pues ya no soy el chaval de 16 años que inició el blog, es tomarme unas vacaciones y desconectar un poco de todo esto. Quizás con las del blog, sobre agosto/septiembre, se me pase la tontería.

martes, 12 de abril de 2016

La Xanocueva descafeinada abre sus puertas en Blogger

Muchos me lo han dicho ya, que no puedo ser tan hater. Es más, mucha gente me ha puesto a caer de un burro por mi falta de objetividad. Pues bien, ¡vuestro sueño se ha hecho realidad! ¡La Xanocueva Versión Descafeinada queda reinaugurada!

En éste espacio, de índole infinitamente más personal, publicaré entradas libres al 100% de odio. Reflexiones, inseguridades, contracríticas sobre lo que hable en la Xanocueva original... Os lo voy a decir abiertamente, ser siempre Mr. Angelu en internet me agota, y estoy empezando a mezclar realidad y ficción. Últimamente no paro de sacarle punta a todo en la vida real, de buscar siempre el lado malo de las cosas en lugar de simplemente disfrutarlas, y siento que eso está destruyendo a mi yo real, cosa que no me gusta nada. Por eso, en este blog, ya no verás la opinión de Mr. Angelu, sino la de la persona que hay detrás de ese nick. Porque hacer el imbécil un rato está bien, pero convertirlo en rutina es un error, en mi opinión, garrafal. Para que nos entendamos, he llegado a la conclusión de que necesito un sitio donde volcar y catalizar mi yo real, y aunque probablemente no va a tener la misma acogida que el otro blog, de vez en cuando está bien ser humano. Esto es más una necesidad personal que otra cosa.